Jesús enseñó a rezar a sus discípulos componiendo el Padrenuestro. Esas palabras constituyen un tesoro para quien quiere rezar. Merecen una atención muy especial.
Cuando a Jesús le pidieron sus discípulos que les enseñara a rezar, Él pronunció, por primera vez, el Padrenuestro. Estas palabras son un tesoro para quien pretende ser alma de oración. "Nosotros agradecidos, -explica el autor de este libro- hemos de recibirlas con veneración especialísima y hemos de devolvérselas haciéndolas nuestras. Eso es lo que hemos tratado de hacer en estas páginas: ir saboreando ese legado, esa herencia preciosa".
